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Tribuna
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Cataluña se merece otra oportunidad

El ‘procés’ ha causado el mayor expolio a la verdad y a la sensatez de la historia de la democracia El separatismo irresponsable nos ha provocado un grave daño, pero el 21D tenemos una opción

Manifestación en Barcelona el pasado día 8, a favor de los presos independentistas.
Manifestación en Barcelona el pasado día 8, a favor de los presos independentistas.REUTERS

Si me permiten y para no deprimirles más, no les voy a recordar la cifra de empresas que han trasladado su sede social y fiscal fuera de Cataluña, ni la caída del consumo, ni de la inversión extranjera, ni la desproporcionada subida del paro en octubre, muy por encima de la media nacional.

Todo eso ya lo sabemos, y todo eso nos inquieta a todos. En nuestra organización hemos dado la batalla de las ideas y de los datos desde 2014. Nacimos con una única misión; agrupar y dar voz a todos aquellos empresarios, directivos, autónomos y profesionales a favor de la unidad, de la solidaridad y de la colaboración entre todos los españoles.

Nuestra travesía en estos más de tres años navegando en medio del procés, no se lo negaré, no ha sido tranquila ni apacible. A veces pregonando en el desierto de Vic o Berga, y otras en tierras más fecundas y receptivas, aunque paradójicamente más lejanas, como el Parlamento Europeo. Pero siempre con un objetivo: defender a las empresas, los trabajadores y al conjunto de la sociedad catalana. Defenderla del procés y de sus insensatos políticos y palmeros.

El establishment independentista siempre nos ha ignorado, cuando no despreciado. Éramos los mercaderes del miedo. Sin embargo, la realidad, lamentablemente, nos ha dado la razón. Ni el procés ni la independencia eran ni sería beneficioso para las empresas ni la economía catalana. Lo hemos repetido incansablemente, y lo seguiremos haciendo hasta que sea necesario; las empresas necesitan de estabilidad jurídica y política, y de espacios y mercados amplios sin barreras internas. Compartir es siempre un buen negocio. Y la exclusión y el egoísmo no lo son, más bien todo lo contrario. Qué poco han aprendido algunos de Adam Smith (1776). Y sí, al final se ha demostrado que éramos y somos los portadores del seny.

Cataluña ha sufrido no solo el expolio de la familia Pujol y sus colaboradores necesarios, pero y sobre todo, hemos sufrido el mayor expolio a la verdad y sensatez que se recuerda en democracia. Hemos sufrido la actuación de unos gobernantes irresponsables, huidizos e insensatos que nos han llevado a las rocas de la tensión social y económica. Merecemos enterrar el procés y enviar a la papelera de la historia a esos políticos y a sus intelectuales orgánicos expertos en agitación y propaganda. Ambos forman la casta social más dañina que ha dirigido Cataluña. Una élite infausta cuya misión en los últimos cinco años ha sido la de vivir de y por la tensión, del enfrentamiento, del ellos versus nosotros y de vender paraísos inexistentes a bajo interés. Su posición e interés primero; su sueldo y sus colaboraciones en medios públicos y comprados siempre por delante.

Cataluña se merece una oportunidad. Nos la merecemos todos los catalanes y el resto de españoles. La merecen todos los trabajadores, pensionistas, parados, autónomos y empresarios, pequeños o grandes. Merecemos un nuevo Govern que piense en todos, honesto e integrador, y que actúe únicamente en función del interés general y del bienestar de todos.

Merecemos otra Cataluña. Y la podemos conseguir. Cataluña es y ha sido una tierra emprendedora, integradora, amiga y colaboradora con el resto de España. Así hemos crecido todos. Así hemos transformado España entre todos de forma espectacular en los últimos 40 años. España es lo que es gracias también a los catalanes.

Cataluña no se merece boicot alguno, acaso solo esos políticos irresponsables y en forma de sentencias. Necesitamos, queridos conciudadanos del resto de España, vuestro apoyo y colaboración. Y sí, disculpad, vuestra comprensión. Que sabemos que no ha sido poca. Merecemos una oportunidad, merecemos otros gobernantes. Merecemos volver a la senda de crecimiento, de la creación de empleo, de confianza a los inversores, de tranquilidad para los consumidores y de un merecido sosiego para toda una sociedad. En las últimas semanas nos hemos reunido con decenas de medios de comunicación e inversores internacionales, todos nos han trasladado su profunda preocupación.

El separatismo irresponsable y delirante ha causado un grave daño a la economía catalana, pero tenemos una oportunidad. Y debemos ser claros, el 21D votaremos tranquilidad o desconcierto. No hay otra. El pueblo catalán debe saberlo. Los inversores, las empresas, no pueden esperar, el vaso de la paciencia está colmado. Merecemos una oportunidad, y la tenemos a nuestra disposición, pero no nos podemos permitir derrocharla.

Carlos Rivadulla es vicepresidente de Empresaris de Catalunya

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