Opinión

En respuesta a Miquel Iceta sobre el plurilingüismo en la escuela catalana

Durante décadas se pretendió que el imaginado consenso sobre la lengua no formaba parte del debate político porque, como sucede con determinados temas en los regímenes autoritarios, hay cosas que no pueden discutirse

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Como decía hace unos días, bienvenido el PSC al reconocimiento del plurilingüismo en la escuela catalana; pero...

1) En su propuesta no veo ninguna referencia a que, tal y como han establecido los tribunales, un mínimo de un 25% de las clases han de ser en castellano.

  • La insistencia en la autonomía de cada centro debe partir de que en ninguno podrá haber menos de un 25% de castellano.
  • Y, añado, en ninguno podrá la lengua catalana tener un porcentaje menor que el que tiene el castellano o, en su caso, el inglés, pues de otra forma no se daría cumplimiento a la Ley de Educación de Cataluña que establece que el catalán ha de ser la lengua de uso habitual en la escuela.

2) Advierto una cierta contradicción entre la afirmación del final del artículo: "Las lenguas son para comprender el mundo, para comunicarse, para hablar, para entenderse" y la defensa del catalán como centro del sistema y las políticas de protección del catalán.

  • Y no digo que no esté de acuerdo en la promoción y defensa del catalán; pero si se hace esta promoción y defensa de esta lengua es porque se la considera algo más que un instrumento "para comprender el mundo, para comunicarse, para hablar, para entenderse".
  • Las políticas de promoción se vinculan con una consideración política de la lengua que la dota de un valor de cohesión en la comunidad política.

Creo que el PSC debería asumir que con estas políticas está dando por bueno ya un uso político de la lengua (valga la redundancia).

  • Lo digo porque el PSC rechaza enfáticamente ese uso político de la lengua ("instrumentalización política", dice) y, sin embargo, sin esa consideración no tendría sentido este artículo.
  • Y no pasa nada. Casi todo en esta vida es político y no tiene por qué tener una connotación negativa este adjetivo.
  • Lo que sucede -aventuro- es que durante décadas se pretendió que el imaginado consenso sobre la lengua no formaba parte del debate político porque, como sucede con determinados temas en los regímenes autoritarios, hay cosas que no pueden discutirse.
  • El PSC participó de aquello (de hecho, sigue participando) e incluso cuando quiere apartarse de ahí no puede abandonar del todo ese marco mental.

Asumamos que la decisión de potenciar el catalán y que sea el eje del sistema es una decisión POLÍTICA (no pasa nada) y, a la vez, reconozcamos que la exclusión del castellano es un objetivo POLÍTICO que ha de ser rechazado. No ya ahora, sino que tuvo que haber sido rechazado siempre.

  • Si seguimos jugando a los sobreentendidos a lo peor todo este viaje del PSC se queda en nada, y sería una pena.

Ver el artículo al que responde Rafael Arenas