“Los catalanes inventaron el nacionalismo español”

Llevo media vida en la Universidad de Liverpool, pero la Barcelona que añoro ya no existe. Tengo 3 hijos y 2 nietos de una familia cada día más inglesa: aún no me creo el Brexit. La historia es más compleja e interesante antes de que la reduzcan a ideología los políticos. No creo en el proceso: es divisivo

Joan-Lluís Marfanyhistoriador; autor de ‘Nacionalisme espanyol i catalanitat’

La Renaixença fue un resurgir catalanista?

Al contrario, los intelectuales de la Renaixença fueron los precursores del moderno nacionalismo español.

¿Por qué?

Porque buscaban una justificación patriótica para ayudar a los fabricantes catalanes, que ya dominaban el mercado hispano, a cerrarlo a la temible competencia inglesa.

La Pérfida Albión acechaba.

Ese patriotismo español empieza en Catalunya ya a finales del XVIII cuando la burguesía catalana ve la oportunidad de dominar el mercado español en proceso de unificación y se lanza a fabricar y vender en él.

Nace así el mítico viajante catalán.

Los catalanes recorren la Península y establecen nuevos lazos entre ciudades de España y no sólo con Barcelona, sino con pueblos catalanes como Calaf o Copons.

Catalunya se llenó de fábricas y España de catalanes vendiendo productos.

Ese despegue económico va creando una red de relaciones comerciales y personales que acostumbra a los catalanes a pensar en España no como reino, sino como nación.

Y el corazón siempre sigue a la cartera.

Marx decía que el nacionalismo se aprende en los mercados, y este sería otro ejemplo.

Se iba haciendo patria española.

Se iba creando, sí, pero cuando los catalanes se convierten sin titubeos en patriotas españoles es cuando derrotan a los franceses en la guerra de la Independencia.

¿Algún ejemplo documental?

El caso de los Torelló de Igualada es paradigmático. Habían mantenido correspondencia en catalán durante décadas y, de pronto, de un día para otro de 1809, el notario Albert Combelles, su cuñado y custodio de las grandes fortunas catalanas, se pasa al castellano. Y con él, todos.

¿Por qué?

Por patriotismo. El español en ese momento era la lengua de la patria en peligro ante el francés. Y lo mismo hacen otras muchas familias de la alta burguesía catalana.

¿Y el pueblo llano?

Muchos siguen hablando el catalán, pero los que van ascendiendo en la escala social también van pasándose al castellano. Hablamos de un proceso de generaciones, por supuesto, y con innumerables y difusas etapas y fronteras.

¿El pueblo también era españolista?

Serlo era lo más popular entonces. Un callista llamado Navarro, por ejemplo, se anuncia en un diario de Barcelona en 1840 como “Callista Español”.

Hacía patria con los pies.

También es indicativo de ese sentimiento dominante otro fabricante catalán que anuncia sus bragueros españoles como “Industria Nacional”.

Respondían –parece– al sentir popular.

Y al relato de las élites cultas: lo podrá comprobar si repasa la literatura de la época.

Veamos.

Un apunte sería que Milà i Fontanals fue el creador del nacionalismo español y Aribau, el de la Oda a la pàtria...

Que da nombre a una calle principal...

Pues, en realidad, ni era oda ni patria. Aribau escribió, en buen castellano, una prolija obra muy celebrada entonces, como también la escribieron en castellano Joaquim Rubió i Ors o Víctor Balaguer.

¿Cuál era el proyecto español de los fabricantes e intelectuales catalanes?

Querían construir una España eficiente, moderna e industrial.

Pues hoy no son muy leídos.

Porque esa producción literaria de autores catalanes en castellano se ha quedado en tierra de nadie: aquí no se considera propia y fuera de Catalunya no acaba de valorarse como la de otros autores.

Es lo malo de quedarse en medio.

Es que entonces no estaban en medio. El nacionalismo español y su patriotismo eran ampliamente compartidos en Catalunya.

Pero no duró siempre.

Llegó el noucentisme, la Mancomunitat, y, después, el fracaso de los intentos regeneracionistas de España desde Catalunya.

Esa ya es otra historia...

...Para la que los intelectuales catalanes volvieron a crear otra narrativa nacionalista: el nacionalismo catalán.

Somos unos cracks fabricando y vendiendo también nacionalismos.

No sólo. La identidad catalana se ha ido expresando en castellano y catalán de muy diversas formas: apostando por un rey; creyendo en un regionalismo al servicio de España o, al final, en un nacionalismo propio.

Constructores de patrias.

Catalunya también fue el primer mercado cultural español y su gran industria gráfica.

Y, desde entonces, Barcelona aún es la capital editorial mundial en español.

Pero todo lo que le he explicado no prejuzga el futuro. La historia no es prescriptiva; no dicta nada: explica cómo llegamos donde estamos, pero nada más.

Pero los que quieren dominar el futuro intentan cambiar la historia.

Me temo que en eso tiene usted razón y es fatal para la historia y la política.

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